jueves, 18 de junio de 2009

"¿GUADALUPANO?, PASA, HERMANO"

En uso de sus atribuciones, el Consejo Directivo (CD) ha presentado recientemente un procedimiento para el control de ingreso al local de la Asociación, el cual entrará en vigencia en julio.

Lo primero que hay que decir es que los presidentes y representantes de las promociones nos hemos rehusado a respaldar a los directivos en esa decisión. No es por falta de compromiso con la institución. Ocurre que el Consejo de Promociones es competente para expedir reglamentos de carácter general y permanente y la propuesta, en cambio, es un procedimiento administrativo específico y —hasta donde parece— de carácter temporal.

Que quede claro entonces: en la sesión de las promociones del 3 de junio se escuchó un informe y algunos formularon sugerencias, pero la responsabilidad sobre el procedimiento de control de ingreso y su aplicación es del CD.

Ahora bien, hay varias objeciones sobre el tema de fondo: que es una medida impopular, que es impracticable (¿hay personal para realizar el cobro?) y que desalentará aun más la concurrencia al local de la Asociación.

Es cierto que los asociados tenemos el deber de abonar puntualmente las cotizaciones ordinarias y extraordinarias. Lo dice el Estatuto Social de 1991 y lo repite el cuestionado documento inscrito y observado en Registros Públicos. Y quienes no cumplen con esa obligación, tienen que ser requeridos y, en caso de no haber resultados satisfactorios, deberían ser invitados cordialmente a la renuncia o retirados del padrón institucional.

Pero también es cierto que se requieren soluciones imaginativas para ordenar la casa y, de paso, generar ingresos. El pago de 100 soles para abonar por adelantado un año es una de ellas. Está vigente, pero falta difusión (¡Increíble!: No se publicita en la web de la AG).

Otras propuestas: concentrar en dos o tres meses del año (julio, noviembre y diciembre) campañas masivas de ingreso de nuevos asociados o de regularización de adeudos; propiciar que las propias promociones efectúen actividades pro fondos, parte de cuyos ingresos sea para la AG; licitar con reglas claras y flexibilidad en cuanto a precios base los ambientes que ocupaba la Clínica “El Dorado”; y moderar el gasto administrativo a lo indispensable.

Todo eso es preferible a mantener una puerta cerrada con pasador de cadena y con Germán Balcázar verificando si uno porta su recibo para franquear el paso.

Por hermandad y solidaridad celestes, el santo y seña para ingresar al local debería ser:

—¿Guadalupano? Pasa, hermano.

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